Una clase magistral de Sicología Descriptiva hace 2.500 años

Hace 2.500 años, en una clase magistral de Sicología Descriptiva el Buda desarrolló en diálogo uno de los problemas más importantes referidos a la percepción, a la conciencia observadora de la percepción, basándose, como se suele hacer en Sicología Descriptiva, basándose en un método de registros. Este tipo de sicología es muy distinta a la sicología oficial, que trabaja más bien con explicaciones acerca de los fenómenos. Ustedes toman un tratado de sicología, y van a ver como dado un fenómeno, enseguidita organizan una cantidad de explicaciones sobre el fenómeno, pero, claro está, en cuanto al fenómeno mismo no dan su correcto registro. Así pues las corrientes psicológicas, a medida que se modifican con el paso del tiempo sus concepciones y sus datos, a medida que se amplían o se reducen sus conocimientos, van explicando los fenómenos síquicos de modo diferente. Así, si tomamos un tratado de hace 100 años de sicología, vamos a encontrar una cantidad de ingenuidades allí, que hoy no pueden admitirse. Este tipo de sicología sin centro de gravedad, sin permanencia, es así porque es epocal. Una explicación neurofisiológica, por ejemplo, de los fenómenos de conciencia, es interesante y es un avance. Al poco tiempo nos vamos a encontrar con otra más compleja. De todos modos el conocimiento avanza en cuanto a explicación; pero en cuanto a descripción del fenómeno en sí, tales explicaciones ni suman ni restan. Sin embargo una correcta explicación hecha hace 2.500 años, nos permite asistir a la aparición del fenómeno mental, exactamente igual que si hubiera sido dicha o hubiera sido dada ayer. U hoy mismo. Del mismo modo, una correcta explicación dada hoy, servirá sin duda para mucho tiempo más adelante, mientras no cambien las características esenciales de la conciencia humana. Este tipo de sicología descriptiva, no explicativa, salvo cuando es necesaria la explicación, este tipo de sicología descriptiva basada en registros, hace desaparecer las diferencias de tiempo y espacio. Es como si estas descripciones hicieran contemporáneos a todos los hombres, aunque estuvieran muy separados en el tiempo. Y por supuesto los hace también coterráneos aun cuando estén muy separados en las latitudes. En general, en las Escuelas de Sicología en sentido profundo, este es el método que se usa para la comprensión de los fenómenos mentales.
Yendo pues a nuestro tema, parece ser que el Buda estaba reunido con un conjunto de especialistas, y a modo de diálogo desarrolló lo que fue conocido posteriormente como el Acertijo de la Percepción. De pronto el Buda alzó su mano y preguntó a uno de sus discípulos más notables: -¿Qué ves Ananda?
Con su estilo sobrio, el Buda preguntaba, y respondía cada vez con precisión. Ananda era mucho más floral (risas) en sus desarrollos. Por consiguiente Ananda dijo: -Oh Noble Señor! Veo la mano del Iluminado que está delante mío y que se cierra.
-Muy bien Ananda (Risas) ¿Donde ves la mano, y desde dónde?
-Oh Maestro, (risas) veo la mano de mi noble Señor que se cierra y muestra el puño. La veo, desde luego, fuera de mí y desde mi.
-Muy bien Ananda, (Risas) ¿Con qué ves la mano?
-Por supuesto, Maestro, que veo la mano exactamente con mis ojos. (Risas)
-Dime, Ananda ¿la percepción está en tus ojos?
-Por cierto Venerable Maestro.
-Y dime, Ananda ¿qué sucede cuando cierras los párpados?
-Noble Maestro, cuando cierro los párpados desaparece la percepción.
-Eso, Ananda, es imposible (Risas) Acaso, Ananda, cuando se oscurece este cuarto y vas viendo cada vez menos ¿va desapareciendo la percepción?
-En efecto, Maestro.
-Y acaso, Ananda, cuando esta habitación queda a oscuras y sin embargo tu estás con los ojos abiertos y no ves nada ¿ha desaparecido la percepción?
-Oh, Noble Maestro, yo soy tu primo! (Risas) Recuerda que nos educamos juntos y que tú me querías mucho cuando pequeño, de manera que no me confundas! (Risas)
-Ananda: si se oscurece el cuarto no veo los objetos pero mis ojos siguen funcionando. Así, si hay luz detrás de mis párpados, veo pasar esa luz, y si hay total oscuridad queda esto a oscuras: de modo que no desaparece la percepción por el hecho de cerrar los párpados. Dime Ananda, si la percepción está en el ojo, y tu imaginas que ves mi mano ¿donde la ves?
-Será, Señor, que veo tu mano imaginándola también desde mi ojo.
-¿Qué quieres decir, Ananda? ¿Que la imaginación está en el ojo? Eso no es posible. Si la imaginación estuviera en el ojo, y tu imaginaras la mano adentro de tu cabeza, tendrías que dar vuelta a tu ojo hacia atrás para ver la mano que está adentro de tu cabeza. Tal cosa no es posible. De manera que tendrás que reconocer que la imaginación no está en el ojo. ¿Dónde está pues?
-Será, -dice Ananda- que tanto la visión como la imaginación no están en el ojo sino que están detrás del ojo. Y al estar detrás del ojo, cuando imagino puedo ver hacia atrás, y cuando veo, cuando percibo, puedo ver lo que hay adelante del ojo.
-En el 2º caso, Ananda, no verías los objetos sino que verías el ojo. (Risas)

Y así siguiendo con este tipo de diálogos y con El Acertijo de la Percepción, se van complicando los registros, se van presentando aparentemente soluciones, pero también se van dando cada vez más objeciones más fuertes hasta que finalmente Ananda, muy conmovido, le pide al Buda una adecuada explicación de como es esta historia de la visión, y de la imaginación, y de la conciencia en general. Y si bien el Buda es muy estricto en las descripciones, en sus explicaciones comienza a dar enormes rodeos y así se va cerrando ese capítulo contenido en el Surangama Sutra, uno de los tratados más interesantes de estos estudiosos. 

Tomado de:  transcripción de cintas magnetofónicas grabadas durante las conferencias que dictara Silo en Canarias (España), entre el 27 de Septiembre y el 4 de Octubre de 1978.

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