Cuando me soy fiel a mi mismo, si el otro no cumple el acuerdo no me traiciona... me libera del acuerdo


SILO 1989

de Manuel Hidalgo, el miércoles, 16 de marzo de 2011 a las 11:11

Actuamos según motivaciones, intereses y aspiraciones, las motivaciones vienen más bien de atrás, del pasado; las aspiraciones son aquellas cosas que desearía que fueran, aunque quizás no haga mucho al respecto. Los intereses tienen que ver mas con las conductas, y ellas denotan la dirección mental.
Si uno quiere transformar esa dirección debe conocerla.
Transformar puede ser reforzar alguna cosa y dejar otras que no intereses.
Ahora yo direcciono mi vida y el otro me jode. Cuando me soy fiel a mi mismo si el otro no cumple el acuerdo no me traiciona, en todo caso me libera del acuerdo.
No hay lugar al resentimiento. Yo avanzo y el otro se queda. Lo que haga es su problema, yo avanzo y si puedo le doy una mano.
Serse fiel, vencer los temores, las resistencias, aumentar la felicidad en uno y en los demás son obsesiones que se resuelven en una: Ser feliz, útil y libre. Aprender.
Puede ser que uno se sienta fracasado, que se sienta sumergido en la chatura, que todo se lo hacen a uno. En realidad el fracaso es por no poder volar por encima y empiezan las justificaciones.

La videncia de Ana Francisca Cardona

En su libro "Angel de Cristal" Ana Francisca Cardona narra sus vivencias en el tema de lo espiritual y la videncia, y sus servicios prestados a agencias de inteligencia estadounidenses y colombianos, enre otros. Ver entrevista a Ana Francisca Cordoba en la W, , emisora colombiana.

NECESIDAD, DESEO, POSESION

SILO. Canarias 1976

de Manuel Hidalgo, el Martes, 05 de abril de 2011, 19:37
 Nosotros distinguimos entre posesión y deseo. Nosotros distinguimos entre necesidad y deseo. La necesidad es algo ineludible y se parece bastante al mismo registro animal que hemos ido descubriendo en otros niveles. La necesidad se parece a la sensación. La necesidad, en el caso del temor, se parecería no a esto sicológico del sufrimiento interno; referida al temor se parece también a esta sensación del susto ante el peligro. No hay problemas con la necesidad. No hay problemas con el mecanismo del susto. No hay problemas con la sensación en este sentido. Allí están, al servicio del ser humano, para que éste se movilice y procese. Para eso están los mecanismos del temor frente al objeto amenazante, al servicio del ser humano. Y también está la necesidad, al servicio del ser humano, para que se movilice y entonces cumpla con sus forzamientos más inmediatos para llevar adelante su vida. Y sí, no hay mayor problema sicológico, con esto de la necesidad.
Sí lo hay con esto del deseo, que se parece también bastante, en el otro plano, a lo del temor sicológico.
El deseo está lanzado a la búsqueda de objetos, así como la necesidad está lanzada a la búsqueda de objetos. Y cuando se satisface la necesidad, la necesidad cesa. También el deseo, aunque es imaginario, puede cesar cuando determinadas necesidades que lo impulsan de trasfondo, cesan. Y entonces el sujeto, que ha expresado alguna necesidad, ahora ya no experimenta deseo. Parece que muchas veces el deseo también desapareciera cuando se cumple con una necesidad. 
Hay deseos que no desaparecen, de todos modos, porque hay ciertos objetos que no pueden ser poseídos, y entonces el deseo continúa y continúa, y la imaginación sigue trayendo problema. Pero hay algunos momentos en que registramos que el deseo está acicateando a la mente. Y que este deseo de pronto es satisfecho y desaparece como tal. Este deseo es fluctuante; este deseo a veces aparece, a veces desaparece.
¿Y qué hay más abajo del deseo, y qué hay más abajo de la necesidad?. Algo, que de ningún modo desaparece. Detrás del deseo y detrás de la necesidad está sin duda, la posesión. Porque puede ahora uno no experimentar deseo por un determinado objeto, porque ese objeto está presente; uno posee a ese objeto, físicamente. Pero claro, puede perder ese objeto. Y como siempre existe la posibilidad de pérdida del objeto, siempre está presente ese registro de posesión.
Y basta ver como se comporta una persona cuando no tiene deseo por un objeto, pero alguien pone en peligro su posesión. Resulta que ahora la relación es con otra persona y ya no experimenta por esa otra persona ningún deseo, pero sigue experimentando por esa otra persona, posesión.
Y la posesión se traslada y no se trata sólo de posesiones físicas; hay posesiones morales; hay posesiones mentales; hay posesiones ideológicas; hay posesiones gésticas; hay posesiones rituales. Hay posesiones de todo tipo y todo aquello está, siempre, comprometiéndome con los objetos. De tal modo que basta que algo entre en el campo de la posesión de esos objetos que detento, para que mi posesión, que siempre está trabajando, se active con más fuerza. La posesión no cesa, y sí puede cesar el deseo.
El deseo tiene características no tan corporales, no tan físicas como la posesión. Uno puede desear lograr algunas cuestiones espirituales, diferente al registro físico de querer poseer algo espiritual. Observen qué sucede en el propio cuerpo cuando se desea simplemente, o cuando se posee, o cuando el deseo es por poseer. Y siempre el deseo tiene que ver con la posesión, que es su raíz.

Más abajo del deseo está esta posesión y tiene fuertes connotaciones físicas y fuertes registros físicos. Y este registro de la posesión tiene que ver con la tensión. Y se sabe que se está deseando poseer algo porque se registra una particular tensión. Y cuanto más fuerte es ese deseo de posesión, más fuerte es la tensión.
Y claro, uno se agarra a los objetos, uno se agarra a la vida, uno se agarra a las cosas; y se agarra con las garras, con las manos. De tal manera que no suelta uno esas cosas, y esto de no soltar cosas, esto, trae registros de tensión.
¿Recuerdan ustedes las viejas experiencias de aquellos antiguos que trabajaban en sicología animal? Estos antiguos notaron una diferencia grande entre el mono y el hombre. Una de las diferencias más notables con respecto al tratamiento de los objetos era ésta: allí estaba un mono en su jaula, afuera de la jaula había una banana; el mono tenía un palo, una caña y había además entre la jaula y la banana una canaleta; el mono entonces empujaba la banana, y la banana caía en la canaleta, el mono recogía la banana. pero cuando la canaleta estaba detrás de la banana y no entre la banana y la jaula el mono tenía problemas; porque bastaba con que el mono, en lugar de traer la banana, la empujara fuera de sí, lejos de él; con que, por un acto de soltura, se desposeyera más de la banana, para que la banana cayera por la canaleta. Pues bien, el mono nunca pudo hacer eso. El mono siempre acercó a la banana, y claro la banana no cayó en la canaleta y el mono ahí estaba en la jaula tratando de atrapar la banana, y esto era mucho problema para el mono.
Seguramente el hombre, y ésta es la diferencia fundamental, tiene esa aptitud sobre las otras especies para soltar; tiene aptitud para alejarse de los objetos; tiene aptitud para desposeerse. Hay algo en la estructura de la mente ya a nivel humano, algo que está preparado para que esta mente se libere de la posesión objetal. Y esta diferencia es grande ya, entre el ser humano y el mono. Pero es claro, el estadio de la mente humana es aún muy joven y esto seguramente puede hacerlo con la banana, pero no puede hacerlo con otras cosas. Y si lo hace con la banana, en todo caso es porque ha comprendido el truco que significa alejar la banana para que la banana vuelva. Ese es el truco del boomerang.
Algunos primitivos lanzan un objeto, para que el objeto vaya y vuelva, si no toca la presa; o bien vaya, liquide a la presa, pero la liquida a veces por su vuelta, a veces por su ida. De todos modos, esta especie de ahorro de energía que hace el que dispara, tiene que ver también con esto del alejamiento de sí.
La mente humana seguramente es muy joven y todavía está muy ligada a la posesión. Pero según se ve en estos procesos y según se ve en el avance mismo de la mente individual, se avanza sobre todo cuando la mente es apta o es capaz para desposeerse. Entonces sucede que la mente no registra tensión, entonces sucede que no hay registro físico de tensión, entonces sucede que no hay registro físico de tensión, entonces sucede que los músculos no son necesarios con respecto a los objetos en el sentido de la posesión.
Hay un deseo activo, y hay un deseo satisfecho, sin duda. Pero siempre hay una posesión que actúa presentemente.

PARA UNA TEORIA SOBRE LA MOTIVACION DE LA ACTIVIDAD HUMANA

ver texto se Silo sobre el motor de la accion humana: Son las cosas lo que importan, o el registro que la actividad y la interaccion con las cosas lo que nos moviliza?
Nos enseña a mirar no solo y no tanto lo que la persona hace, ni lo que espera recibir a cambio, sino a mirar lo que los objetos y las actividades producen al interior de la persona: tensión o distensión? integracion o desintegracion de contenidos mentales.
De razón que los antiguos decian: no te pierdas en el maya!
No confundamos las cosas con el registro que nos genera la interaccion con la cosa.

Cuando nosotros hablábamos de "oración" no apelábamos a ninguna divinidad externa. SILO 1974


"Cuando el hombre se siente muy solo y cuando el hombre se siente en encrucijadas, y no sabe cómo resolver tales situaciones, siente la necesidad de orar. En esos casos, nosotros decimos: es interesante la oración en la medida en que sea un acto de bondad interna, un acto de reconciliación consigo mismo y un acto de unidad consigo mismo."   
   ¿Han observado qué sucede cuando uno ora, cuando uno reza, cuando uno pide? Suceden muchas cosas. Pero antes de esto. ¿Por qué uno ora, o por qué uno pide, o por qué uno reza? ¿Solamente por la educación, que en algunos es cristiana, en otros es mahometana, en otros es judía, etc.?   ¿Solamente por eso o porque existe en el hombre un mecanismo interno de pedido? ¿Acaso no hay gente de extracción atea que de todas maneras quiere que sus deseos se cumplan? ¿Gente que apela a conjuros, gente que apela a la superchería, a la pata de conejo, a lo que les guste, para que sus deseos se cumplan? Claro que eso no lo hacen invocando a ningún Dios, este mecanismo de pedido está no sólo en la raíz de la conciencia humana, está en la raíz de la conciencia animal. Tiene que ver con un fenómeno que nosotros llamamos tonicidad muscular.   


La tonicidad muscular en términos muy generales se basa en lo siguiente: a toda imagen mental corresponde una tendencia corporal. Ejemplo: imagino una línea que va de izquierda a derecha en una pizarra. Estiro el brazo, si alguien empuja mi brazo en la dirección de la línea, va más fácil que en la dirección opuesta.   Veamos otro ejemplo: estamos jugando una partida de billar, lanzo la bola, quiero hacer carambola, la bola no llega y con mi cuerpo "empujo" y mi contrincante con su cuerpo "empuja" en sentido opuesto. La imagen es seguida por una tensión muscular. Si ustedes imaginan la casa en que viven, según la ubiquen a diestra, siniestra o en otra dirección, van a ver cómo su cuerpo también va en la dirección en que imaginan la casa: tensión muscular y tonicidad muscular. De manera que según imagine una cosa o imagine otra, los músculos del cuerpo van a tensarse en esa dirección. Esto no es tan extraño, esto nos sucede a cada rato, nos sucede diariamente. Y entonces, la tendencia que nuestro cuerpo siga, las imágenes que nuestro cuerpo siga, en ocasiones se plasman en forma de "pedido". 
    Si ustedes imaginan a Dios muy por encima, a un Dios muy grande manejando todo el Universo, e imaginan al hombre pequeño en relación con este Dios, van a ver cómo todo el cuerpo tiende a desaparecer, tiende a achicarse, tiende a contraerse. En la medida en que Dios se agranda yo disminuyo. Sería un atrevimiento muy grande hacer un pedido a Dios poniéndome a su altura. Nadie puede tentar a Dios de ese modo. Dios va a conceder a mi humilde plegaria cuanto más humilde sea, cuanto mi actitud y mi unión correspondan más a ese pensamiento.   Por una parte Dios aumenta, yo disminuyo. Cuanto más grande es Dios, mayor debe ser mi humildad, mayor mi reducción. 
    Por una parte eso. Pero por otra parte Dios está en los cielos. Como Dios está en los cielos, entonces mis ojos se van para arriba. ¿Y qué tienen que ver los ojos con esto? Ustedes recordarán las hazañas de la casta sacerdotal egipcia, que colocaban a 15 cm. de distancia aproximadamente una lanceta brillante delante de los ojos del paciente. Pero no sólo a nivel de visión, sino por encima del nivel. Esta lanceta brillante colocada por encima del nivel de visión hacía caer al paciente en un estado que luego investigó un señor Braid y que a partir de él se llamó "hipnosis". Ciertos estrabismos oculares, cierta línea de visión lanzada sobre la horizontal normal, provocan estados mentales especiales. Ustedes habrán visto numerosos cuadros de santos y de místicos, en estados de éxtasis. Todos estos santos aparecen con los ojos hacia arriba.   Nosotros no estamos negando los estados de éxtasis, estamos observando el fenómeno mecánico de la tonicidad muscular que acontece cuando se coloca la divinidad afuera y se la coloca por encima. Esto es nuestra segunda cuestión de interés.   
    Veamos la tercera y veámosla con ejemplos: mi padre está enfermo (siento gran afecto por mi padre), mi padre está hospitalizado, yo deseo que mi padre se recupere. Como no tengo en las manos muchas posibilidades apelo a Dios. Necesariamente trato de conectarme con Dios del modo que hemos dicho. Empiezo a trabajar con la imagen de Dios para hacer el pedido y descubro al poco tiempo que me olvidé de mi padre y que quedé conectado con Dios. De tal manera que mi relación horizontal, la que existía básicamente con mi padre, aquella que me hacía lanzar un pedido, ha sido escamoteada por una relación de tipo vertical. Resulta que ahora mi padre ha desaparecido y ahora lo que ha aparecido soberanamente es la imagen de Dios y la relación vertical de Él conmigo. A ustedes no se les escapa (siguiendo ese mecanismo mental) de qué manera, verticalizando el pedido y escamoteando aquello primero que habíamos pretendido hacer, escamoteando esto, se va formando un sistema de estamento mental; a ustedes no se les escapa que es fácil introducir luego castas sacerdotales y todo un escalafón hacia lo divino.   
    De manera que en la raíz del hombre, en su tonicidad muscular, en su mecanismo de pedido, está aquello de que el cuerpo se dirija a su objeto. Cuando aparece Dios y este Dios es externo al hombre, nos referimos a El en sentido vertical y es escamoteado el sentido de nuestro pedido. Estableciendo ese sistema vertical es fácil organizar luego también, un sistema de castas que nada tiene que ver con nuestro pedido, y que sí tiene que ver con lo terrenal. No vamos nosotros a ponernos a discutir si detrás de esto ha habido una intención o si se ha ido produciendo espontáneamente. 
    Cuando a Jesús se le pregunta por Dios, en un momento dado dice "Dios está en vosotros", y eso sí tiene aire de familia. Pero en otro momento se le pregunta: ¿"y cómo debemos orar"? y él responde: "Decid así: Padre Nuestro que estás en los cielos"... esto ya es distinto. No está resuelto cómo es el sistema de la oración.   
  Cuando nosotros hablábamos de "oración" no apelábamos a ninguna divinidad externa, la considerábamos en su sentido psicológico, la considerábamos como una necesidad en el hombre, necesidad a la cual respondemos. Nosotros no negamos ni afirmamos la inmensidad de lo divino. Nosotros estamos hablando de la necesidad psicológica del hombre en determinadas circunstancias de su vida que lo llevan a orar. Cuando en el hombre surge la necesidad de orar, esta necesidad puede ser canalizada adecuadamente. No estamos hablando de una beatería o de una fantochada, en donde uno tenga que ponerse a orar para que las cosas le salgan bien. Estamos hablando de que en determinadas circunstancias de la propia vida, surge la necesidad de la oración, o la necesidad del pedido. Cuando el hombre se siente muy solo y cuando el hombre se siente en encrucijadas, y no sabe cómo resolver tales situaciones, siente la necesidad de orar. En esos casos, nosotros decimos: es interesante la oración en la medida en que sea un acto de bondad interna, un acto de reconciliación consigo mismo y un acto de unidad consigo mismo. Si mi padre está enfermo en el hospital y yo deseo su recuperación, surge en mí la necesidad de orar. Pero si yo me vuelco sobre mi mismo en un acto íntimo de bondad y de amor hacia mi padre y refiero la imagen de mi padre recuperándose, la relación que se establece entre él y yo no se pierde psicológicamente. Como estoy referido a él, todo mi cuerpo tiende a él y es mucho más probable que yo luego me preocupe por si le faltan medicinas o por si consigo antibióticos, o por algo que pueda hacer por él, antes que dejarlo referido a la divinidad que me hace olvidarlo.   Cuando nosotros entonces hablamos de oración, hablamos de oración interna que da unidad psicológica y que se refiere a aquello que tiene que ver con la vida cotidiana. Dejamos de lado otros aspectos, de los cuales son tan amigos los ocultistas (aspectos tales como la energía parapsicológica que puede desplazarse en la oración).    
(Nota de : Manuel Hidalgo)

El paisaje de formación actúa no sólo como memoria sino como conducta. SILO



Lo hereditario (los gestos de mi papá, gustos, etc.) permanecen en mi, según me hayan gustado o no. Son los llamados caracteres. lo genético no es determinante para nada para nosotros. El tema es qué es lo que hago con mi cabeza respecto de eso: tanto en rechazo como en adhesión.   Hay quien lucha para no parecerse y otros al revés. La conducta actual no deja de transformarse pero tiene su base en el paisaje de formación.

Puedes haber cambiado todo para que nada cambie. Puedes haber sofisticado mucho la transformación de la conducta.   Son los datos de la memoria antigua a la base. Conducta: Es todo lo que sea "un operar en el mundo". No solo un operar motriz. No compliquemos las cosas al incluir las operaciones mentales. El pensar también es conducta, es así, pero se nos diluye mucho la cosa. Conducta es todo lo que sale de la caja negra. El paisaje que se fue, actúa a través de las personas, es onírico. Ejemplo: las ideas felicitarias. Esa memoria, lo grabado del mundo que ya se fue, se re-inyecta. Es la reinyección del dato como en los circuitos lógicos en la electrónica.

Un paisaje se fue y en un paisaje nuevo, se están formando nuevas generaciones, y en este paisaje actúan los formados en un paisaje que se fue.  Llegan con un retardo. Es la revancha del paisaje de formación. Dramatizando mucho es como decir que los "paisajes actúan a través del ser humano".  Esta memoria, este retardo de acontecimientos, es una salida que se reinyecta a la entrada, son cosas que se fueron pero que están reinyectadas.- ¿Se entiende esto de que se puede acelerar el tiempo? Por ejemplo en música, existe lo que se considera "el tempo musical". Puede ser más rápido o más lento. En electricidad, el ciclaje por segundo.

No es el tiempo de medida lo que varía, sino la cosa que va por dentro. Por ejemplo, en el mismo tiempo fechable, pueden suceder distintas cosas, ocurren acontecimientos a distintas velocidades. Es el tiempo por dentro y no el tiempo calendario.  Un año cronológico externo, es lo mismo hoy que hace dos mil años, pero sicológicamente no es así. El tiempo real es el que se mueve en estructura, con protensiones y retenciones. ¡Tan oculto que está ésto! El tiempo convencional, externo y geometrizado, sirve para que se pongan de acuerdo las personas. Al mirar la historia nos confundimos enormemente al pensarla como si hubieran sido cosas que ocurrieron en un tiempo externo. Se presenta la historia como una sumatoria, una sucesión de eventos analíticos sin hilación (en el sentido de estructura) ni proceso. Es el tiempo: uno-al-lado-del-otro.  

Paisaje de formación: Yo soy también aquello que se fue, no sólo "yo" por un lado y el mundo actual por el otro. Cuando muero, muere parte del mundo que se fue, "cuando muere una generación muere un mundo", (esto no es una figura poética), que se representaba a través de esas personas. El mundo que se fue no ha muerto para aquellos cuya conducta está anclada en aquel mundo. Los datos básicos de memoria están muy arraigados, y a medida que se envejece, el recuerdo tiñe todo y, la memoria tiene lagunas de lo reciente o inmediato. Mas abierto está el hombre a su memoria, cuanto más cerrado esté a la percepción externa e interna. Esto se observa en los fenómenos seniles. En este caso, van disminuyendo la percepción externa e interna. También la emotividad se va muriendo y adaptando ese cambio a la memoria y desconexión del mundo. Todo el cuerpo se va preparando a ese despegue. Pero puede que no sea tan grave como parece a la mirada de un más joven, que proyecta su situación en el anciano. Los jovenzuelos tienen una afectividad un tanto trágica. Están llenos de avidez, de chisporroteos, los ancianos no sienten su situación como una tragedia. Los viejos sufren menos este tipo de cosas, no son iguales esos años fechables, son tiempos vivenciales distintos y coexistentes.    
( nota de: Manuel Hidalgo)

LA FORMA MENTAL

        La forma mental constituye la estructura básica del psiquismo humano, su más profundo sustrato. Presenta, como una de sus características, la de ser fija inmóvil. Nosotros vemos que el núcleo de ensueño tiene movilidad, crece, se desarrolla y declina, aunque este proceso lleva mucho tiempo, aún en los casos de cristalización del núcleo, éste tiene movilidad.
    La forma mental es inmóvil y corresponde a: 

A) El desarrollo biológico de la especie en su camino evolutivo         
B) A la particular situación histórica y cultural de la que participa cada ser humano. 

        Es como si ésta estructura básica del psiquismo tuviera diferentes capas, unas profundas e idénticas para toda la especie y otras más periféricas, características de cada individuo, de cada grupo o pueble, es decir, lo que conocemos como "creencias" o capas más periféricas de la forma mental. Así el paso del Cromagnon al Homo Sapiens, marca el cambio de la forma mental y una nueva manera de estructurar el mundo y los fenómenos de conciencia. Cambia la estructura básica del psiquismo. Mientras que las diferencias que pudieran apreciarse entre un chino, un esquimal o un occidental marcan solamente cambios en el sistema de creencias, o capas más periféricas, de la forma mental, subsistiendo en ellos una misma organización del psiquismo, lo que deja traslucir en todos ellos, signos característicos que nos llevan a afirmar, sin lugar a dudas, que participan de la naturaleza humana. De la misma manera, las diferencias físicas entre los hombres son variadísimas, no sólo por sus diferentes tipos humanos, sino también por su color, estatura, etc., pero dejan traslucir una conformación humana, perceptible detrás de cualquier diferencia circunstancial y propia de la especie que nos lleva a reconocernos como seres humanos a pesar de tales diferencias de "grado". 

Sobre la forma mental se monta todo el resto del psiquismo. La representaríamos como una pantalla de cinematógrafo, que según sea plana, recta, cóncava, convexa , u ondulada hará variar lo que en ella se proyecte, algo así como los espejos de los parques de diversiones, que según sean, nos devuelven una imagen alargada o achatada. En esa pantalla, que es fija, se proyecta el núcleo, sus climas, los ensueños secundarios y en resumen, todos los mecanismos de conciencia, al igual que sus contenidos, siendo todos ellos variables y dinámicos. Respecto de la visualización de la forma mental, esta se detecta siempre en los otros especialmente en lo que hace a sus capas mas periféricas, o sea las creencias. Al estar frente al fenómeno de develacion de la forma mental, esta aparece como de otros o vista en otros, hay tiene que ver con movilizaciones de los centros superiores. Al producirse la ruptura de la forma mental, por transmutación, desaparece el "yo" psicológico. La idea de inmortalidad nada tiene que ver con la pervivencia del "yo" psicológico después de la muerte del cuerpo. E; "yo" psicológico también desaparece, porque su existencia corresponde a este plano del ser, y el paso a otro plano del ser implica la transformación del referido "yo". 
        Como aproximación se puede pensar en lo que se siente en los casos de alegrías inmensas, y si recuerdan, verán que el observador desaparece, que el "yo" se borra para proyectarse en todas direcciones y consustanciarse con tal estado. 
        Los matemáticos creen que pueden crear un sistema universal de comunicación entre los hombres, utilizando un lenguaje matemático, el se seria común a cualquier especie de cualquier planeta o sistema. Ello no es posible, porque si la estructura básica del psiquismo de las especies es diferente, no existiría ningún sistema posible de comunicación entre las especies porque sus percepciones y mecanismos de conciencia serian completamente distintos para estructurar los mismos datos, que incluso podrían ser percibidos de distinta forma por unos y otros. 
        La forma mental se vincula con las profundidades mas profundas del ser humano, incluso con el sistema de los reflejos incondicionados ( entre ellos el instinto de conservación ). 
        La verdadera transmutación se produce cuando incluso se puede ir, conscientemente, en contra del sistema de instintos o reflejos incondicionales. Así vemos que la transmutación de Jesucristo se produce en el huerto de los olivos, donde vacila antes de aceptar la necesidad superior de su propia muerte, lucha interna que termina con las palabras: " Padre, hágase tu voluntad". Ese es el momento de la transmutación, de la ruptura de la forma mental. Estas cosas se pueden ver mejor en el cristianismo que en el budismo, porque Jesucristo es presentado de una manera mas humana. 
        Así. El rechazo de las tentaciones, durante su ayuno, que efectúa frente al demonio, significan la ruptura con los mecanismos de los ensueños de poder, gloria, riqueza, etc. Es como si cada vez se fueran produciendo transformaciones mas profundas, hasta llegar a la del huerto de los olivos donde Jesucristo rompe incluso con el instinto de conservación. Esta actitud es diferente a la del héroe, ya que este puede llegar a sacrificar su vida por la fuerza del ensueño y no por su clara y libre comprensión. En el héroe no se produce la ruptura de la forma mental porque no hay una compresión profunda del sentido de la existencia, no hay el reconocimiento del plan. 
        Lo dicho se vincula con el cuadernillo del C.R.I., cuando se dice que por amor y compasión se puede llegar al sacrificio, sin contradicción, hasta de la propia vida. 
        En los casos de locura furiosa, también estamos frente a ruptura de la forma mental, pero no queridas no comprendidas por el sujeto.